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FIGURAS LITERARIAS EN EL DISCURSO


El Último Año

Dicen que todo tiene un final, pero yo no lo creo.
Porque hay cosas que no terminan: se transforman, se guardan, se quedan viviendo en nosotros.
(Paralelismo: repetición de la estructura “se + verbo”; personificación: los recuerdos “viven” en nosotros)

Y este último año, aunque hoy se despida, vivirá para siempre en la memoria que no se rinde al olvido.
(Personificación: la memoria “no se rinde”; antítesis: “memoria” vs. “olvido”; hipérbole: “vivirá para siempre”)

Fue el año del último timbre, del último recreo, del último “nos vemos mañana” que tal vez ya no será.
(Anáfora: repetición de “del último”)

Pero también fue el año del primer adiós sincero, del primer abrazo que dolió, del primer “gracias” con lágrimas en los ojos.
(Anáfora: repetición de “del primer”)

Fuimos niños al principio, con mochilas llenas de sueños y cuadernos vacíos.
(Metáfora: “mochilas llenas de sueños” representa ilusiones; “cuadernos vacíos” simboliza el camino por recorrer)

Hoy nos vamos con mochilas más ligeras, pero con corazones que pesan de tanto sentir.
(Metáfora: mochilas como símbolo de experiencias vividas; corazones que “pesan” como carga emocional)

Caminamos entre pupitres como quien navega por su pequeño mundo.
(Símil: comparación explícita con “como quien navega”)

Cada mesa fue un puerto, cada clase una travesía, cada error una brújula que nos indicó otro camino.
(Metáforas: representan el viaje escolar; anáfora: repetición de “cada”)

El tiempo, ese viejo ladrón silencioso, nos robó días sin que lo notáramos.
(Personificación: el tiempo es un “ladrón”; hipérbole: exageración del tiempo que “roba”)

Y cuando quisimos abrazarlo, ya se había ido, dejando solo su perfume: el recuerdo.
(Metáfora: “perfume” del tiempo es el recuerdo que queda; personificación del tiempo)

Tantas veces reímos hasta que doliera el estómago. Tantas otras lloramos hasta que doliera el alma.

(Hipérbole: exageración de la intensidad del reír y llorar)

Tantas veces quisimos irnos. Y tantas otras no quisimos que terminara.
(Paralelismo: estructura repetitiva y contrastiva)

Este último año nos enseñó a caer... y a levantarnos. A perder... y a valorar.
(Paralelismo y elipsis: estructura similar; omisión de verbos para generar ritmo)

Nos enseñó que lo importante no es llegar primero, sino no dejar a nadie atrás.
(Antítesis: contraposición entre “llegar primero” y “no dejar a nadie atrás”)

Hoy entendemos que no hay clase más valiosa que la de los silencios compartidos, ni examen más difícil que decir adiós.
(Metáforas: “clase” y “examen” representan vivencias emocionales, no académicas)

Y mientras hablo, mi voz se quiebra como se quiebran las palabras cuando se cierra un libro que no queremos terminar.
(Símil: comparación con “como”; expresa la dificultad emocional de hablar en este momento)

Porque este momento, como la última página de una historia que amamos, nos deja una mezcla de gratitud y nostalgia.
(Símil: compara el momento con una página final que emociona)

Pero cada capítulo que termina abre paso a otro que aún no conocemos. Y cada final, aunque duela, hace sitio para un comienzo.
(Antítesis: contraste entre “final” y “comienzo”; también entre “termina” y “abre paso”)

No somos los mismos que entramos. Y qué hermoso es no serlo.
(Metáfora implícita: habla del cambio personal como transformación interna)

Porque eso significa que crecimos, que aprendimos, que nos atrevimos a sentir.

Hoy nos vamos. Pero nos llevamos fragmentos de todos: una sonrisa tuya, un gesto de él, una palabra de ella.
(Anáfora: repetición de “una”; enumeración afectiva que representa el valor de lo vivido en comunidad)

Nos llevamos miradas que nos salvaron, risas que nos sostuvieron, y silencios que nos abrazaron.
(Paralelismo: misma estructura en tres frases; personificación: miradas “salvan”, risas “sostienen”, silencios “abrazan”)

Y por eso, aunque el camino se bifurque y cada uno tome su dirección, en algún rincón de nosotros seguiremos caminando juntos.
(Metáfora: el “camino” como símbolo de la vida y sus decisiones)

Gracias a quienes nos guiaron, incluso cuando no sabían que lo hacían.
Gracias a quienes nos levantaron, incluso cuando no supieron que estábamos cayendo.
Gracias a cada instante, a cada error, a cada risa, a cada lágrima.
(Anáfora: repetición de “gracias a”; paralelismo: misma estructura que genera ritmo y énfasis)

Gracias a este último año, que no fue un final, sino el eco de todo lo vivido y la promesa de todo lo que vendrá.
(Metáfora: “eco” como resonancia emocional del pasado; “promesa” como esperanza del futuro)

Y para recordarnos lo que significa avanzar, llevar lo vivido en la mochila del alma y no temer al futuro, traigo estas palabras de Gabriel García Márquez (2002):

“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla” (p.1).
(Metáfora: “mochila del alma” como símbolo de la memoria interior)

Porque este último año... será eterno en nosotros.
(Hipérbole: “eterno” como exageración emocional del recuerdo imborrable)




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