DISCURSO: EL ÚLTIMO AÑO
Exordio:
Dicen que todo
tiene un final, pero yo no lo creo, porque hay cosas que no terminan: se transforman, se guardan, se quedan viviendo en
nosotros.
Y este último año, aunque hoy se despida, vivirá para siempre en la memoria que no se rinde al olvido.
Desarrollo:
Fue el año del último timbre, del último recreo, del último “nos vemos
mañana” que tal vez ya no será, pero
también fue el año del primer adiós
sincero, del primer abrazo que dolió, del primer “gracias” con lágrimas en los
ojos.
Fuimos niños al principio, con mochilas llenas de sueños y cuadernos
vacíos. Hoy nos vamos con
mochilas más ligeras, pero con corazones que pesan de tanto sentir.
Caminamos entre pupitres como quien navega por su pequeño mundo. Cada mesa fue un puerto, cada clase una travesía,
cada error una brújula que nos indicó otro camino.
El tiempo, ese
viejo ladrón silencioso, nos robó días
sin que lo notáramos Y cuando quisimos abrazarlo, ya se había
ido, dejando solo su perfume: el recuerdo.
Tantas veces reímos hasta que doliera el estómago. Tantas otras
lloramos hasta que doliera el alma.
Tantas veces quisimos irnos. Y tantas otras
no quisimos que terminara.
Este último año
nos enseñó a caer... y a levantarnos. A perder... y a valorar.
Nos enseñó que lo importante no es
llegar primero, sino no dejar a nadie atrás.
Hoy entendemos que
no hay clase más valiosa que la de los
silencios compartidos, ni examen más difícil que decir adiós.
Y mientras hablo,
mi voz se quiebra como se quiebran las palabras cuando se cierra un libro que
no queremos terminar, porque este momento, como la última página de una
historia que amamos, nos deja una mezcla de gratitud y nostalgia.
Pero cada capítulo
que termina abre paso a otro que aún no conocemos. Y cada final, aunque duela,
hace sitio para un comienzo.
No somos los mismos que entramos. Y qué hermoso es no serlo, porque eso significa que crecimos, que aprendimos, que
nos atrevimos a sentir.
Hoy nos vamos, pero
nos llevamos fragmentos de todos: una
sonrisa tuya, un gesto de él, una palabra de ella.
Nos llevamos miradas que nos salvaron,
risas que nos sostuvieron, y silencios que nos abrazaron.
Y por eso, aunque
el camino se bifurque y cada uno tome su dirección, en algún rincón de nosotros seguiremos caminando
juntos.
Gracias a quienes
nos guiaron, incluso cuando no sabían que lo hacían.
Gracias a quienes nos levantaron, incluso cuando no supieron que estábamos
cayendo.
Gracias a cada instante, a cada error, a cada risa, a cada lágrima.
Gracias a este último año, que no fue un final, sino el eco de todo lo
vivido y la promesa de todo lo que vendrá.
Epílogo:
Y para recordarnos
lo que significa avanzar, llevar lo vivido en la mochila del alma y no temer al
futuro, traigo estas palabras de Gabriel García Márquez (2002) “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la
recuerda para contarla” (p.1).
Porque este último
año... será eterno en nosotros.
Juego Evaluativo
Referencias
García, M. (2002). Vivir para contarla. Vintage Español.
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